Muchos padres en su afán de hacer lo mejor por sus hijos buscan ‘recetas’, ‘normas’ o ‘soluciones’ que puedan servir para todos los niños en todos los momentos.
El problema es que no existe manual de instrucciones. Educar es un arte.
Cada ser humano es exquisitamente valioso, único e irrepetible y, aunque en educación partamos de unos principios educativos y valores básicos, es necesario asumir que las acciones educativas concretas tendrán que adaptarse a lo que cada niño necesite teniendo en cuenta que el objetivo final es ayudarle a crecer, convirtiéndose en una persona capaz de vivir una vida equilibrada, rica y feliz.