Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos han padecido los rigores del estado de ánimo, siendo estos capaces de llevarnos a las cotas más altas o los agujeros más profundos. Éste es el caso de «La Depresión».
A pesar de las múltiples acepciones y condiciones de estado de ánimo deprimido, se puede consensuar que la depresión se caracteriza por un estado general de tristeza y desesperanza, un cuadro de apatía y desgana, un estilo de percepción y atribución pesimista sobre los acontecimientos y diversas alteraciones cognitivas, del apetito y del sueño.