El amor es el ingrediente esencial que logra eficacia en el desarrollo familiar. El intercambio entre el dar y el recibir es la mejor manifestación de amor.
Para amar es necesario conocer y para conocer es necesario comunicarse. Es en la familia donde la comunicación adquiere la mayor importancia por ser el medio más eficaz y necesario para conocerse y por lo tanto para prestar las ayudas necesarias.
En la educación familiar se debe intentar lograr el mayor conocimiento en cada uno de los hijos teniendo siempre en cuenta las posibilidades y las limitaciones de cada uno.
Hay que procurar que cada miembro de la familia haga lo que pueda hacer; «sólo haciendo se crece».
Toda ayuda innecesaria limita a quien la recibe.
Los padres no deben hacer lo que sus hijos o hijas pueden hacer por si mismos en cada una de las etapas de sus vidas.