“Estoy tan nervioso que empiezo a sudar, me tiemblan las manos. Siempre pienso que los demás lo van a notar y pensarán que soy idiota o que estoy loco. Solo de pensar que en la facultad tendré que exponer un trabajo el próximo mes me pongo enfermo, no puedo. No quiero dejar la carrera pero no me siento capaz.
Me gustaría poder ser normal, salir de fiesta, hablar con chicas pero sé que voy a hacer el ridículo y se van a reír de mí, así que cada vez evito vez más esas situaciones. Siento que mi mundo se va haciendo cada vez más pequeño, como si poco a poco se fuera encogiendo, apresándome y alejándome de la vida que me gustaría tener”.
¿QUÉ ES LA FOBIA SOCIAL?
Es un trastorno de ansiedad que se define como “Miedo persistente y acusado a situaciones sociales o actuaciones en público por temor a que resulten embarazosas” (APA, 2002, p. 502).
Es uno de los trastornos psicológicos más frecuentes. Con una prevalencia ligeramente mayor en mujeres que en hombres. Su edad de inicio es temprana, entre los 8 y los 16 años.
Puede acarrear consecuencias negativas en el contexto académico y laboral. Además, en muchas ocasiones las personas con fobia social presentan también otros trastornos como ansiedad, depresión y/o abuso de sustancias, principalmente alcohol.
TIPOS DE FOBIA SOCIAL
Se pueden diferenciar dos tipos:
A – Fobia social generalizada: cuando casi cualquier situación social es motivo de ansiedad.
B – Fobia social específica, cuando el problema se limita a ciertas situaciones como comer en público, hablar frente a un grupo, utilizar el transporte público, etc.
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE LA FOBIA SOCIAL?
Síntomas emocionales y cognitivos
Miedo o ansiedad intensa a ser observado y juzgado por otros en situaciones sociales cotidianas. Es decir, sienten un miedo desproporcionado a la amenaza real.
Miedo a que otros se den cuenta de su ansiedad y le valoren negativamente.
Miedo a actuar y ser humillado.
Preocupación intensa en anticipación de tener que afrontar una situación social.
Síntomas neurovegetativos;
Son similares a los que se presentan en otros trastornos de ansiedad; por ejemplo, taquicardia, sudoración excesiva, temblores, sensación de mareo, hormigueo o entumecimiento en partes del cuerpo, escalofríos, náuseas, etc.
Muchas veces el intento de controlar estas reacciones fisiológicas lo que hace es alterarlas. Cuanto más tratan de controlar su ritmo cardiaco más se acelera, cuanto más intentan controlar su respiración, más forzada e irregular se vuelve.
Síntomas conductuales
La evitación y/o el escape de la situación temida es una de las características más importantes y que más contribuye al mantenimiento del problema.
Al evitar o escapar de la situación, el fóbico social siente un momentáneo alivio pero, al mismo tiempo, le confirma su incapacidad para gestionar la situación, aumentando la vivencia de peligrosidad.
Por otro lado, se van minando las relaciones interpersonales y se minimiza la probabilidad de recibir un refuerzo social que podría aportar vivencias positivas para contrarrestar esa sensación de incapacidad.
Sienten la necesidad de rodearse de gente conocida. Es una demanda de ayuda que, nuevamente, proporciona una protección temporal pero que ahonda el sentimiento de incapacidad para afrontar la situación y refuerza el sentimiento de devaluación del fóbico.
Conductas inadecuadas o dañinas. Ya hemos comentado la comorbilidad entre fobia social y adicciones. Por ejemplo, beber alcohol “para darse valor”.
También son frecuentes conductas para enmascarar ante los demás los síntomas neurovegetativos (maquillarse en exceso para “tapar” el rubor, ponerse ropa oscura para ocultar el sudor, esconder las manos para ocultar el temblor, etc.).
En resumen, más allá de las etiquetas diagnósticas, la persona con fobia social siente miedo. Un miedo excesivo e irracional a afrontar situaciones sociales que a otros nos pueden parecer sencillas o ponernos “un poco nerviosos”.
Este sentir condiciona su forma de vivir, su mundo de relaciones y vivencias se estrecha para evitar ese intenso malestar.
Tratamiento de la Fobia Social
La terapia cognitivo conductual ha mostrado a través de múltiples investigaciones un buen nivel de efectividad en el tratamiento de la fobia social.
Algunas de las técnicas utilizadas incluyen técnicas de relajación, exposición, modelado participante, reestructuración cognitiva y entrenamiento en habilidades sociales. Herramientas que el terapeuta experto utiliza para ayudar al paciente al logro de sus objetivos.
¿Qué fue de Marcos?
Con la ayuda de un buen amigo y motivado por su decisión de no dejar la carrera, buscó ayuda contactando con nosotros. Tras veinte sesiones de psicoterapia ha dejado atrás gran parte de sus problemas. Continúa con sus estudios, tiene novia y la vida normal de una persona de su edad. Estamos felices de ver su maravillosa progresión.
“No sé qué hubiera sido de mí si no hubiera empezado terapia. Ahora me siento cada vez más libre, puedo pensar en el futuro y no permanecer encerrado en mi miedo. Aún tengo cosas que superar pero ahora sé que soy capaz de hacerlo”.
No renuncies a tu vida. La fobia social tiene tratamiento. Contacta con nosotros y te ayudaremos.