¿Qué efectos psicológicos nos produce el Black Friday?
¿Te has preguntado qué sucede con nosotros durante el Black Friday? ¿Por qué suele afectarnos mentalmente este día? Vamos a intentar explicarlo…
Como todos sabemos, el Black Friday es el último viernes del mes de noviembre y resulta ser un día muy famoso por los descuentos que ofrecen cientos de miles de tiendas físicas y comercios online.
Para los expertos, esta estrategia de marketing tiene un gran efecto psicológico, logrando que las tiendas se colapsen de personas ese día y se multipliquen las compras online.
Pero, lo más sorprendente es que los consumidores ya estamos acostumbrados al Black Friday cada año y sin darnos cuenta el cerebro nos indica “hay que comprar muchos productos aprovechando los descuentos”.
¿Por qué se conoce este día como Black Friday?
Se conoce como Black Friday o viernes negro, al día que se inaugura la temporada de compras navideñas en Estados Unidos (un día después del Día de Acción de Gracias), aunque ya prácticamente esta tradición se ha extendido en todo el mundo (incluyendo España).
Durante el viernes negro (e incluso algunos días después de esta fecha), encontraremos en muchas tiendas físicas y tiendas online rebajas y ofertas muy llamativas para los consumidores.
El Black Friday ha sido objeto durante años de muchas críticas, especialmente por las organizaciones defensoras de los consumidores, debido a que fomenta un estilo de vida consumista que se basa en el endeudamiento y las compras impulsivas.
Adicionalmente, miles de comercios también han sido acusados de “inflar” o aumentar los precios unos días previos, para luego «rebajarlos» durante el Black Friday.
De esta forma, muchos de los descuentos y ofertas que encontramos durante el viernes negro, en realidad no lo son tanto o en su caso son mucho menores de lo anunciado por las tiendas, grandes superficies o market places o portales de ventas.
Esto ha sido considerado como una forma de publicidad engañosa y que solo busca afectar la mente de los consumidores, indicando que podrán encontrar miles de ofertas en productos de diversas categorías, aunque al final el ahorro de dinero no será tal y como lo promocionan.
Otra de las críticas de este famoso día (aunque no es el tema que estamos tratando), es la gran cantidad de residuos (basura) que se generan durante el Black Friday, además de la contaminación que se produce por los miles de coches que se trasladan hasta las tiendas ese día o el incremento en el transporte de pedidos online.
¿Cuáles son los efectos psicológicos del Black Friday?
A continuación, hablaremos sobre los efectos psicológicos que produce en nosotros este día repleto de rebajas y descuentos, en donde y realizamos compras en exceso e incluso hasta de una forma desesperada.
Comprar con urgencia
El Black Friday es un día, en nuestra mente ya sabemos que hay fecha de caducidad, que psicológicamente nos genera una urgencia de adquirir el producto, aunque en realidad no sea de primera necesidad.
Y es que la publicidad nos da la impresión de que, si perdemos la oportunidad de comprar un artículo determinado, ¡luego nos arrepentiremos!
De esta forma consumidor piensa que realmente lo necesita o, mejor dicho, le han hecho pensar que SI tiene que adquirirlo porque de lo contrario se sentirá culpable o arrepentido.
Muchas tiendas te justifican esas compras de más debido a la proximidad de la Navidad, lo cual nos hace aumentar la urgencia por adquirir un producto específico, y es allí cuando los consumidores caemos en la trampa.
Nos dejamos llevar por las campañas de marketing
Está muy bien estudiado que las tiendas planifican el Black Friday con mucha antelación. Para ello, realizan grandes campañas de marketing por internet, televisión, radio, a través de correos electrónicos (newsletters), carteles publicitarios y otros medios.
¿El objetivo? Captar la atención de clientes potenciales días antes de la celebración del viernes negro, generando diversas campañas de publicidad para llegar a todos los perfiles de consumidores.
Al presentar sus promociones lo antes posible y de manera continua, automáticamente alteran nuestra mente y las emociones. De esta manera, ese producto o la marca nos quedará grabada hasta la llegada de ese día repleto de ofertas.
Juegan con nuestras emociones
Es muy común que las diversas empresas, tiendas o marcas jueguen con nuestras emociones, con el simple objetivo de conseguir más compradores (es decir, concretar más ventas).
Para lograr este objetivo, las empresas realizan una planificación muy minuciosa. De esa forma, comienzan presentando anuncios para que nos “enamoremos” de ese producto que tal vez al día hoy no podemos comprar.
Entonces nos imaginamos cómo sería tenerlo en nuestras manos, llegando a creer que debemos hacer todo lo posible para adquirirlo.
Esta acción nos da una sensación de deseo entonces, llega el Black Friday, nos ponen una oferta tan atractiva de ese producto, que decidimos comprarlo a un precio algo menor, pero aun significativo para nuestro presupuesto.
Dejamos de pensar con claridad
A cualquier comprador nos agrada la idea de comprar un artículo a un precio de oferta o rebajado.
Esto nos produce una sensación de bienestar, ya que pensamos que es nuestra gran oportunidad de obtener ese producto que tanto hemos deseado.
Aunado a esto, las estrategias de marketing hacen ver que realmente las tiendas han bajado los precios de los productos, pero, como ya citamos anteriormente, estos siguen siendo un poco altos en la mayoría de los casos.
Estas estrategias se aseguran que el cliente potencial observe la “rebaja” y la presentan como ¡la mejor de la historia!
Todo esto con el fin de que el consumidor no piense con claridad y finalmente realice la compra. En pocas palabras, ¡no compramos de manera racional!
A esto añadimos la comodidad que le ofrecen al usuario a la hora de realizar la compra del artículo: hacerlo de manera online, servicio de recogida en tienda, envíos y devoluciones gratis, métodos de pagos variados, ampliar la fecha de devolución entre otras cuestiones.
Nos dejamos presionar socialmente
Con el Black Friday sucede que todos aprovechan ese día para hacer al menos una compra.
Entonces, nos preguntamos: ¿por qué nosotros nos vamos a quedar atrás? Sin duda no queremos sentirnos excluidos ni salirnos de esta moda social.
Así que planteamos gastarnos un dinero que en muchas ocasiones teníamos reservado para ese día y aprovechar las “ofertas” del viernes negro al igual que todos nuestros conocidos y personas más cercanas.
Y es que, ante tal presión social, al final terminamos cediendo y compramos en el Black Friday.