Mi hijo consume drogas. ¿Qué hacer?

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QUÉ HACER SI NUESTRO HIJO CONSUME DROGAS

  • La primera medida es la calma, no dramatizar. La drogodependencia es un proceso lento que transcurre por etapas sucesivas y que no supone necesariamente una escalada forzosa.
  • Es fundamental conocer en qué momento del proceso de la adicción a las drogas se encuentra nuestro hijo, puesto que puede que haya realizado una primera experimentación o esté consumiendo esporádicamente o, por el contrario, realice un consumo más regular y habitual. Es necesario recabar toda la información posible sobre la situación.
  • Es importante adoptar una actitud de acogida y no de rechazo para que, de esta forma, nuestro hijo lo perciba como una ayuda y no como una censura o control, pero subrayando seriamente nuestra desaprobación.
  • Cuando esté tranquilo hay que intentar hablar con él de: Las sustancias que está tomando,- las dosis y la frecuencia, el grado de conciencia que tiene sobre los riesgos o sobre los posibles problemas que tiene el consumo que está realizando. Ayudarle a analizar los motivos por los que las toma.
  • Actuar cuanto antes en el caso de detectar un consumo abusivo o una dependencia. El primer paso es solicitar orientación psicológica y ayuda a profesionales.

Puede consultarnos sin compromiso y le ofreceremos nuestra ayuda y atención en el momento en que lo necesite. CONTACTA CON NOSOTROS

LO QUE NO DEBEMOS HACER

La Federación de Ayuda para la Drogadicción (FAD) recomienda no cometer los siguientes errores para evitar que nuestros hijos consuman droga:

  • Adoptar una actitud distante con nuestros hijos, sin darles oportunidad de expresarse y sin prestar atención a sus inquietudes, aunque puedan parecernos irrelevantes.
  • Eludir hablar de drogas con nuestros hijos o hacerlo con exageración, deformando la realidad, , con amenazas o castigos. Evitar que el diálogo se convierta en una regañina o en un interrogatorio.
  • Transmitir actitudes positivas hacia el consumo de drogas, por ejemplo: asociar el consumo de alcohol a la diversión, a la evasión de problemas, a la llegada de la madurez, a la virilidad, etc.
  • Proteger en exceso a los hijos, de tal manera que siempre tomemos decisiones por ellos, Solucionemos sus problemas, no tengan oportunidad de equivocarse, les demos todo hecho y, si es posible, todo lo que quieran; en definitiva, no permitirles crecer.
  • Tener una actitud indiferente ante sus vidas, no saber por dónde andan, estar siempre demasiado ocupados para ellos o, por el contrario, atosigarles exageradamente.
  • Mantener en la familia un clima de intolerancia, falta de diálogo y respeto entre sus miembros. Menospreciar a los hijos porque no son como esperábamos, sin tener en cuenta sus cualidades y sus esfuerzos, teniendo muy presentes sus defectos y, por lo tanto, alentando una imagen negativa de sí mismos.

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