Tienden a liberarse de las dependencias familiares.
Se dan frecuentes crisis de independencia: se rebelan contra sus padres.
Sienten interés por el otro sexo. Comienza el amor sexualizado.
Forman los valores sociales.
Inician la amistad selectiva: escogen a los miembros de su pandilla.
Quieren ser originales y diferenciarse de los demás.
Experimentan crisis normales en la formación de su propia identidad.
Desean y necesitan mostrar una imagen atractiva de sí mismos: ponen mayor esmero en el arreglo personal y en la selección de su atuendo.
Empiezan a gobernar su vida por el principio de la realidad y así controlan sus impulsos y necesidades.
El adolescente siente el placer de no seguir las normas establecidas. Su rebeldía se da en función de tres características: falta de valores, autoridad mal empleada y obligación a depender forzosamente de los mayores sin quererlo.