Los padres y los profesores necesitan tener una actitud abierta y positiva hacia el tema de la sexualidad y deben actuar con total franqueza y valentía, aunque también con la prudencia que corresponde a cada una de las edades de los niños, cuando se trata de informar con claridad y rigor y así evitar que trivialicen un tema de tanta trascendencia, o que recojan información destructiva e incompleta.
El sexo se ha convertido en un negocio de lo más rentable. Cualquier cosa se hace más “vendible” cuando la campaña comercial incluye contenidos sexuales.
Sin alarmarnos ni sacar las cosas de contexto, es importante formarse en el tema de la sexualidad. Reconocer el papel tan importante que tiene en el desarrollo personal y el valor esencial que tiene para solidificar la vida de pareja.
Sin sexo ninguno de nosotros estaríamos aquí, y nuestros hijos tienen que verlo como algo bueno, parte de la vida humana y componente importante para la felicidad de la vida conyugal.
No obstante, también debemos informarles de los riesgos que conlleva un tratamiento inadecuado de la vida sexual, y estar siempre dispuestos a responder a sus preguntas con sinceridad y con claridad para que sean los padres los que resuelvan las preguntas y no los que con intenciones muy de cuestionar, ofrecen gratuitamente información que puede tener consecuencias muy peligrosas.